Javier Ceballos Jiménez: Rebecca Solnit: Los hombres me explican cosas

Idioma original: inglés
Título original: Men explain things to me
Traducción: Paula Martín Ponz (edición en castellano), Marina Espasa (edición en catalán)
Año de publicación: 2014
Valoración: bastante recomendable

Para aquellos que desconocen la trayectoria profesional de la autora, podríamos resumirlo diciendo que Rebecca Solnit es una de las voces activistas que más relevancia tienen en el panorama mundial. Así, escribe de manera frecuente en The Guardian y Harper's Magazine, y parte del contenido de sus artículos de denuncia son la base de sus libros.

En «Los hombres me explican cosas», la autora parte de una anécdota personal en la que una figura masculina de alto cargo explica a Solnit el contenido de un libro que estaba teniendo mucho renombre en ese momento, sin saber que era ella quien lo había escrito. Y aún después de que ella se lo hiciera notar, él siguió intentando explicarle el contenido del libro. Esta situación podría ser una divertida anécdota, a menos que vayamos a lo que implica realmente: un mundo donde los hombres son quienes realmente saben las cosas, quienes tienen la "facultad" de explicar lo que sucede, quienes con su autoimpuesta seguridad menoscaban la voz de las mujeres. Matiz importante: antes de que alguien se siente ofendido por el título genérico, la autora ya indica que el libro no va dirigido a todos los hombres sino a aquellos que pretenden explicar cosas que una ya sabe y que lo hacen presuponiendo un desconocimiento de la interlocutora por el hecho de ser una mujer.

De esta manera, Solnit escribe este ensayo donde denuncia la dificultad de las mujeres, no únicamente en ser escuchadas, sino en que los hombres valoren la calidad de sus aportaciones. El título del libro ya lo indica de forma clara y hace referencia al famoso concepto de mansplanning. Partiendo de esa curiosa anécdota, pone de relieve un mundo donde las mujeres deben luchar, no únicamente por conocer y explicar los hechos, sino también por librar una batalla que va más allá del propio conocimiento sobre un tema: deben luchar también para que su voz sea reconocida y válida. Así, a lo largo de los nueve capítulos que contiene el libro, la autora trata diferentes hechos y situaciones donde la mujer está relegada a un segundo plano, donde el poder del hombre en un mundo construido a su medida intenta imponerse a la libertad y al derecho de la mujer a ocupar ese mismo espacio.

La autora nos expone datos sobre violencia hacia las mujeres, y como esta es una herramienta de control. Por este motivo tantos asesinatos a mujeres son por parte de sus parejas al decidir ellas romper la relación. Y al hablar del control, habla sobre la errónea interpretación sobre el hecho que la liberación femenina intenta robar el poder de los hombres, como si solo pudiera tenerlo uno de los sexos. Aquí la autora es clara: «Somos libres juntos o somos esclavos juntos». Y hablando sobre el poder, lo hace también sobre su ejercicio en la práctica: el control. Un control que se manifiesta en los diferentes apartados del libro, como cuando habla de Dominic Strauss-Kahn (con críticas que extiende hacia el FMI y el capitalismo, como estructuras que ejercen el poder, fomentan la individualidad, la competitividad y un consumismo sin límites), también cuando denuncia la invisibilidad que se da a las mujeres a través de la religión (el velo), el matrimonio (pérdida del apellido en la descendencia), menciones a Virginia Woolf y a la esperanza en la oscuridad (capítulo que dará pie a otro libro publicado por la autora en 2016 y que reseñaré en breve) y la necesidad imperiosa de avanzar hacia caminos de destino incierto pero necesarios. Igualmente, con una mirada retrospectiva, la autora menciona los cambios en la sociedad que supuso la aceptación del matrimonio formado por dos seres iguales y denuncia las desigualdades existentes antiguamente dentro de un matrimonio formado por hombre y mujer. La aprobación del matrimonio entre seres del mismo sexo permitió la revisión de los conceptos sobre igualdad entre miembros y supuso un cambio a la hora de establecer el poder dentro de una relación.

La autora también habla sobre la acusación y presunción de culpabilidad que se otorga a las mujeres, y la falta de credibilidad cuando ellas acusan a los hombres de abusos. Habla de las violaciones y el silencio que hay en cada una de esas situaciones, un silencio de la víctima. Habla sobre los cambios a raíz de los movimientos feministas en los años setenta y posteriores. Y habla, en el caso de las violaciones, del intento de callar a la víctima y si es posible, atacar a su credibilidad; pero la autora no lanza la toalla y sí lanza un mensaje optimista: «La lucha ha sido larga y dura, y lo seguirá siendo; a veces se pondrá fea y las reacciones contra el feminismo continuaran siendo salvajes, fuertes y omnipresentes, pero no están ganando

Este aspecto último aspecto ya lo vimos en «Teoría King Kong», de Virginie Despentes, pero en este caso Solnit se desmarca del enfoque de Despentes y hace mención al movimiento YesAllWomen como respuesta al NotAllMen.  La autora critica el movimiento NotAllMen, porque aunque es cierto que no todos los hombres cometen abusos, sí todas las mujeres los sufren, de ahí su YesAllWomen. Y aprovecho para lanzar un aviso: aquellos (y aquellas, aunque menos) que os echasteis las manos a la cabeza con Virginie Despentes y su «Teoría King Kong», no os alarméis. Porque el estilo de Solnit es totalmente diferente, y su enfoque no parte tanto de la crítica ácida y mordaz, casi desafiante e incluso agresiva de Despentes, sino que lo centra en algo más constructivo. Y sí, claro que habla del concepto NotAllMen y lo critica poniéndolo en frente del más que acertado YesAllWomen, pero ya la misma autora reitera en varias ocasiones que muchos hombres se han unido al feminismo, en una causa que no pretende menospreciar o reducir la capacidad de los hombres, sino una causa que lo que pretende es liberarnos a todos. Igual que el racismo no debe combatirse solo por parte de las víctimas (o personas afectadas), tampoco el feminismo. Así, este relato es más inclusivo, más esperanzador, más optimista, porque hay razones para creer que se avanza, de manera más lenta o más rápida, a veces de forma acelerada y otras con muchísimos obstáculos, pero se avanza.

Y esta vez terminaré la reseña con una cita de la autora, que resume perfectamente el por qué debemos afrontar y combatir la situación actual: «Es una cuestión de derechos humanos, es el problema de todos, no está aislado y nunca más será aceptable. Tiene que cambiar. Es vuestro trabajo cambiarlo, y mío, y nuestro



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