Javier Ceballos Jiménez: Juan Villoro: La utilidad del deseo

Idioma original: español
Año de publicación: 2018
Valoración: muy recomendable

Si fuera por mí me quedaba encerrado en casa con libros como estos. Luego saldría a la biblioteca (ciento cincuenta asequibles metros con pocos tramos irradiados por el implacable Sol del agosto barcelonés) y me aprovisionaría de algunas de sus recomendaciones. Le diría a mi familia que comprobaron de vez en cuando que estoy vivo y no necesito nada y, acabado el tour de force, de ahí saldría una bestia literaria capaz de desafíos del más alto nivel, al menos en lo concerniente a lo tratado en este libro.

Lo dije, creo, cuando reseñé Arrecife y, de hecho, creo haber leído algún párrafo en este La utilidad del deseo en que el escritor mexicano reconoce esa circunstancia, repito, dije que el mejor Villoro está en sus ensayos y en sus crónicas. Le pasa a Jorge Carrión, también, y sucede que no pasa nada porque eso sea así, y que eso no desmerece ni al uno ni al otro, y no voy a apelar a la funcionalidad sino al mero hecho de que los buenos escritores no abundan como para renunciar a ellos por el hecho de que no sean tan brillantes como creadores de tramas que como instrumentistas de lo que pasa por la cabeza.
Juan Villoro tira y mucho de oficio en este volumen, con tres partes diferenciadas: la primera, entregada a la literatura europea clásica, brillantísimos párrafos los que dedica a Defoe antes de quedar prácticamente acaparado por los rusos, Gógol y Dostoievski son objeto de veneración y profundo estudio. La segunda, algo más inasequible al lector promedio, Villoro la dedica al ensalzamiento de algunos escritores (no todos excesivamente célebres fuera del ámbito especializado) de su país, México, como López Velarde, Monsiváis o Ibargüengoitia, y en la tercera toma objetivos más dispares que incluyen comentarios acerca de los  géneros infantil y juvenil, que el propio Villoro ha cultivado. 
Siempre defenderé esta clase de libros. Incluso cuando Villoro transita por sendas más eruditas y se dedica a la especulación crítica a la que la inmensa mayoría de los lectores son lógicamente incapaces, tal es su capacidad de análisis y su bagaje, el lector interesado sacará ideas y verá su curiosidad excitada y, perdonad que me repita, visitas a la biblioteca pública o particular o a los estantes de las  librerías y atención a autores en que nunca se había reparado partirán de la estimulación que estas páginas emanan. Puede que si eres quien usa un libro para atenuar la espera del autobús o acelerar la entrada en el sueño esto no te diga nada, pero para todo lo que empiece a poder definirse como pasión lectora, este es otro libro indicado.



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