Javier Ceballos Jiménez: Emil Ferris: Lo que más me gusta son los monstruos

Idioma original: inglés
Título original: My Favourite Thing Is Monsters, Vol.1
Año de publicación: 2017
Traducción: Montse Meneses Vilar
Valoración: Muy recomendable

Vamos al grano: ¿nos encontramos ante la "novela gráfica del año", como se han encargado de proclamar infinidad de medios, blogs e influencers comiqueros  (si es que alguien se puede considerar tal cosa), y empezando, como no, por la propia casa editorial de este libro? Pues, con sinceridad, yo no puedo afirmarlo, pero sí admitir que muy bien pudiera ser así. Porque, para empezar, visualmente este cómic/novela gráfica es espectacular... No, perdón: ESPECTACULAR.  700 páginas -¡setecientas!- dibujadas a bolígrafo -no sé si de punta fina o gorda, pero , coño: ¡a boli!-, sobre un fondo de libreta escolar  o cuaderno de espiral, rayado;el motivo no es que la autora no pudiese acceder a un papel en blanco -de hecho, en realidad, sobre un papel de dibujo con ese fondo-... Esto lo comento porque también se ha hecho mucho hincapié en el "peculiar" perfil o currículum de Emil Ferris: artista norteamericana que ha publicado su primera novela gráfica a los 55 años y que ha lo largo de su vida ha sobrevivido con los más diversos oficios, en ocasiones no  demasiado glamurosos: desde ilustradora médica o diseñadora de juguetes a camarera. Superando además, para dibujar esta obra, las dificultades que le causó una rara enfermedad (material perfecto para los departamentos de promoción de las editoriales, me temo (1)).

Ahora bien, el motivo de utilizar boli sobre papel de libreta rayado no se debe a una necesidad económica ni es un mero ejercicio de virtuosismo... y eso que virtuosismo hay a raudales: los retratos de mayor tamaño o los detalles arquitectónicos, por ejemplo, son impresionantes, No, la razón de haber elegido estas limitaciones técnicas estriba en que se supone que este cómic es el diario gráfico de Karen Reyes, una niña de diez años , muy aficionada al dibujo, que vive en el Uptown de Chicago a finales de los años 60 (por entonces no el mejor barrio de la ciudad, según parece)... vaya, donde pasó su infancia la propia Ferris, qué casualidad. Karen, que no es precisamente la niña más popular de su cole de monjas (2) -de hecho, sufre un bullying de manual de orientador escolar-, resulta ser,  además de una gran dibujante, una niña que rebosa imaginación y con una enorme afición por los monstruos de todo tipo, originada, con seguridad, en las revistas pulp de terror que le compra su hermano -y cuyas portadas, reproducidas por ella en el libro van marcando una suerte de capítulos-; es más durante toda la historia Karen se representa a sí misma como una niña-loba: evidentemente, una forma de protegerse y sobrellevar los sinsabores de la vida que le ha tocado. Vive con su madre y su hermano Deeze -Diego Zapata- en el sótano de un edificio con vecinos también harto peculiares, en el colegio, además del acoso ya citado, debe sufrir cada día como su mejor amiga, Missy, la ha abandonado para integrarse en el grupo de las niñas cursis, y su otra amiga, su vecina, más bien perturbada, la señora Silverberg, aparece un día muerta de un disparo. Contra la idea de un suicidio, Karen decide ponerse gabardina y sombrero de detective e investigar el posible asesinato, lo que la llevará a descubrir los secretos más turbios de las personas de su entorno...


No puedo contar mucho más, porque, como se puede comprobar en el título original del libro .que no en español-, éste es el primer volumen de los (supongo yo) dos que componen la historia y no creo "spoilear"(3), sino aportar una información pertinente, si revelo que la trama o tramas no se resuelven o no todas, en éste. Trama que, por otra parte, va avanzando de dramón en dramón a los largo de las setecientas páginas, al cabo de las cuales, quieras que no, se le agarra cariño a los personajes, pues no dejan, algunos, de rebosar ternura, por lo que no me parece recomendable su lectura a personas con una sensibilidad exarcebada, que se hallen padeciendo alguna enfermedad grave o un episodio depresivo. Para todos los demás, sí, por supuesto: ¡a sufrir!

De todos modos, a sufrir lo justo, ¿eh?, pues disfrutaréis con un despliegue visual tan apabullante y fascinante, y que echa mano de estilos que van desde el clasicismo realista al expresionismo alemán, pasando por el underground de Crumb o el surrealismo chicano... Y un homenaje -y un estudio interesante- al museo de arte de Chicago y los cuadros allí expuestos, que supongo Ferris contempló muchas veces desde pequeña (es también hija de artistas). En todo caso, la maravilla gráfica es tal que nos hace perdonar incluso que nos deje en ascuas en lo más intrigante de la narración y nos haga emocionarnos con las vicisitudes de los personajes -y sobre todo, nuestra pequeña mujer-lobo-, para que ahora haya que esperar a que doña Emil vaya a comprar un cargamento de bolis BIC y se ponga a dibujar con ellos como una posesa para saber como acaba la historia. Esperemos que no tarde otros seis años en dibujarla, por favor... Al menos yo, no sé si podré aguantar ; )


(1) Perdón por el inciso, pero al menos a mí me molesta un poco que se suela poner tanto énfasis en el camino que ha llevado a los artistas o escritores a obtener reconocimiento hacia su obra, cuando éste se sale un poco de lo establecido o habitual: porque les ha llegado a una edad tardía o muy pronto o han tenido que dedicarse a labores "proletarias", Y sí, ya sé que yo  he hecho lo mismo en esta reseña, mea culpa...
(2) Gran frase de Karen: "Si tienes los mismos gustos que yo, ser católico te conviene..."
(3)Ya digo que en este caso no creo que se pueda considerar un "spoiler" o "estropeamiento", pero quien no quiera saber nada del final de este libro, mejor que no siga leyendo a partir de aquí.



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