Javier Ceballos Jiménez: Jeanette Winterson: La pasión

Idioma original: inglés
Título original: The Passion
Traducción: Elena Rius
Año de publicación: 1987
Valoración: Muy recomendable

Llevaba unos meses sin conseguir sacar tiempo para leer, por culpa de la carga de trabajo, y ahora que estoy un poco más libre me estoy desquitando, con tres novelas de autoría femenina: Cara de pan, de Sara Mesa; La pasión, de Jeanette Winterson; y Chéri de Colette (que todavía no he terminado). Y puede que ayude el hambre de lectura que tenía, pero he acabado las dos primeras de las tres muy satisfecho. De Cara de pan ya dije lo que tenía para decir en la reseña correspondiente; de La pasión puedo decir que es una obra original, poderosa, sorprendente y maravillosamente escrita (y traducida).

En su primera sección, "El emperador", La pasión podría tomarse por una novela histórica: la acción se centra en Henry, un campesino francés que por distintos avatares acaba trabajando como cocinero y sirviente de Napoleón Bonaparte, primero en la campaña para conquistar Inglaterra, y después en el frente ruso; la segunda sección ("La reina de espadas") introduce un nuevo personaje (la joven Villanelle), un nuevo escenario (una Venecia misteriosa y seductora) y también elementos que aproximan el texto del género fantástico; en la tercera sección ("El invierno bajo cero") ambos personajes se encuentran e inician una relación asimétrica: Henry ama Villanelle, pero ella reserva su pasión para una misteriosa dama de la que se enamoró en Venecia, y ve a Henry como un hermano. La cuarta sección, "La roca", muestra el destino final de ambos protagonistas, que me callaré por respeto a los futuros lectores.

El gran tema que Winterson explora a través de las acciones y los personajes de la novela es el que anuncia el título: la pasión. O incluso la Pasión, con mayúscula. Esa fuerza inexplicable y avasalladora que es capaz de elevarnos, arrastrarnos, engrandecernos o destruirnos irremediablemente. En la novela, la pasión adopta formas diversas: es la pasión que Henry, y Francia en general, sienten por Napoleón y su ambición imperial; es la pasión de Villanelle por su misteriosa dama veneciana; es la pasión trágica de Henry por Villanelle. Es la fuerza que mueve la trama, pero también el mundo. "La pasión", dice Villanelle, "está algún lugar entre el miedo y el sexo. La pasión no es tanto una emoción como un destino". Y más adelante: "La pasión no se deja dominar. No es un genio que al liberarlo nos concede tres deseos. Nos domina y en muy contadas ocasiones en el sentido que habríamos elegido".

Me temo que cualquier reseña o comentario de esta obra no consiga transmitir el placer que produce la lectura, porque el caso es que está jodidamente bien escrito (con perdón por la vulgaridad). Winterson consigue combinar el lirismo y la sensibilidad con el humor y la fantasía, la reflexión con la acción más alocada. Es verdad que a veces su estilo puede parecer un poco efectista, con sus párrafos de una línea y sus frases lapidarias que parecen estar destinadas a una taza de Mister Wonderful. Pero en su contexto, y en el conjunto de la obra, el resultado es armónico y bien medido. No todas las páginas de la novela son perfectas, ni todas las escenas son magistrales, pero en cada capítulo hay páginas memorables y frases que, efectivamente, dan ganas de incluir como epígrafe en cualquier cosa.

Pregunta el coro: y si tanto te ha gustado, ¿por qué no le pones un imprescindible? Pues no lo sé, la verdad es que quizás se le podría poner un imprescindible. En todo caso, ¿qué importa una valoración? ¡Esto no es un concurso de belleza! ¡Arranquen esa página!

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