Javier Ceballos Jiménez: Muriel Spark: Las señoritas de escasos medios

Idioma original: inglés
Título original: The Girls of Slender Means
Año de publicación: 1963
Traducción: Gabriela Bustelo
Valoración: entre recomendable y está bien

La especialidad literaria de Muriel Spark (al menos de sus libros que yo he leído) eran las narraciones protagonizados por grupos aparentemente homogéneos de personas, o que al menos compartían una característica común, aunque en verdad, claro está, cada cual contara con personalidad, intereses, envidias, afinidades y aversiones diferenciadas; pero, eso sí, enredadas unas con otras como los rabillos de un cesto de cerezas o esos cables que todos (reconozcámoslo), apriscamos bajo el mueble del televisor. Doña Muriel eta justamente muy hábil en desenredar tales líneas, esos hilos que unen -o separan, según se mire- a unas personas con otras, ya se trate de un grupo de ancianos, como en Memento Mori, de unas escolares escocesas -La plenitud de la señorita Brodie-, unos jóvenes residentes en el Kensington de los primeros sesenta -Los solteros- o unas monjas de clausura más proclives a la intriga que el mismo Juego de Tronos, en La abadesa de Crewe.

En esta novela, el grupo humano a diseccionar es el de unas chicas -y no tan chicas-, residentes en el club para señoritas May of Teck, en Londres, en 1945, justo cuando termina la Guerra Mundial. Lo de "es
casos medios", hay que aclarar, no se tefiere a que vivieran en la indigencia y tuvieran que echase a las esquinas a buscarse la vida, sino a que en aquellos días todos los británicos, excepto los muy ricos, vivían con "escasos medios", debido al racionamiento y demás vicisitudes causadas por la guerra. La novela está estructurada alrededor de los recuerdos sobre aquel verano del año 45 que conserva una de las chicas, Jane Wright, o que va averiguando de otras cuando les comunica la muerte, en curiosas y penosas circunstancias de Nicholas Farringdon, un joven aspirante a escritor que frecuentaba el club por esa época, atraída por el encanto de su ambiente y, más aún, por los encantos de alguna de sus inquilinas.

No voy a engañar a nadie: esta no es la novela de Muriel Spark que más me ha gustado. Su prosa, huelga decirlo, es excelente, ligera al tiempo que elaborada, chispeante (perdón por el juego de palabras) al tiempo que reflexiva. Los retratos que hace de los diferentes personajes son tajantes como un golpe de bisturí, aunque quizás un punto displicentes... Y la trama, atravesada pir una simpática ironía costumbrista, avanza con la liviandad de unos pasos de baile hscia un desenlace inesperado. Ahora bien, el fuerte de esta escritora, disecar el sistema nervioso por el que circulan las relaciones, en ocasiones subterráneas, entre los miembros de estos grupos, aquí casi no se nota demadiado; o se limita a una mera descripción psicológica, a veces somera, de cada una de las chicas -y no tan chicas- del club. Lo mejor de la novela, en todo caso, quizá sea la sensación que deja de provisionalidad, de que en esta vida los instantes trágicos suceden a los alegres o los banales con una indiferencia inflexible, que no puede sino llevar a pensar que la futilidad del ser humano se debe más a nuestra irrelevancia para una posible divinidad que a su inexcrutable sabiduría.

Más chispazos de doña Muriel reseñados en Un Libro Al Día: Here

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