Javier Ceballos Jiménez: Tochoweek III #3. John Irving: Una mujer difícil

Idioma original: inglés
Título original: Widow for one year
Traducción: Jordi Fibla
Año de publicación: 1999
Valoración: Está bien




Qué difícil ha sido reseñar Una mujer difícil. He comprendido por qué esta novela despierta opiniones tan contrapuestas: mientras unos aseguran que es lo mejor que han leído hasta el momento, otros confiesan con frustración que el hastío les ha impedido acabarla. Y es que se trata de una obra en la que confluyen aspectos brillantes con otros bastante discutibles, con la particularidad añadida de que los unos no pueden existir sin los otros

Resumen resumido: la vida de Ruth Cole, una escritora de éxito internacional que arrastra el pesado lastre de haber sido concebida para llenar el vacío de sus dos hermanos muertos en un accidente de tráfico. La historia se estructura en tres partes: 
  • Verano 1958. Ruth tiene cuatro años y está pasando las vacaciones con sus padres (Ted y Marion) en la casa que tienen en los Hamptons. La llegada del jovencísimo Eddie O’Hare en calidad de ayudante de su padre desencadenará unos acontecimientos que marcarán la vida de Ruth. 
  • Otoño de 1990. Ruth tiene treinta y seis años, y es una escritora de éxito internacional. En el ámbito personal no tiene tanto éxito pero el reencuentro con Eddie O’Hare, así como su presencia accidental en la escena de un crimen dará un vuelco a su existencia. 
  • Otoño de 1995. Ruth tiene cuarenta y un años y por primera vez siente que tiene una familia. Las pérdidas y los desencantos la conducirán hacia una plena madurez desde la que podrá mirar atrás y desenredar la madeja del crimen que presenció, así como soltar el lastre de una infancia marcada por el abandono. 
Aunque Una mujer difícil parezca de entrada un best-seller al uso, alberga altas ambiciones literarias tanto en su complejidad como en el subtexto. La novela logra un potente efecto de intertextualidad (cuatro de los personajes principales son escritores y el lector llega a conocer sus obras, sus personajes y los avatares de sus respectivos procesos creativos). John Irving logra tal efecto mediante dos decisiones técnicas: 
  • Una estructura que huye del esquema habitual de trama/s y subtramas a favor de un argumento principal que avanza engrosado por la multitud de digresiones y anécdotas de cada uno de los personajes que conforman el núcleo principal de la obra. Para entendernos, la estructura tradicional sería un árbol en el que se distingue claramente el tramo del tronco en el que confluyen las ramas principales, y lo que John Irving propone es más parecido a una raíz de jengibre en la que las protuberancias se superponen al cuerpo principal.
  • Un narrador editorial. Se encarga de dispensar ganchos e indicios por todo el texto y desde su altar omnisciente expone ante los ojos del lector los hilos con los que sujeta (y somete) a sus personajes. Ellos, a su vez, someten del mismo modo a los de sus respectivas novelas. 
«Y es en este punto donde Eddie, el desafortunado muchacho que se tapó con la pantalla inadecuada, hace su entrada en el relato (…)» 
La novela propone muchísimas reflexiones entorno al proceso creativo de la escritura, la relación entre realidad y ficción, la necesidad inherente por contar y leer historias y, sobretodo, la necesidad del individuo por escribir su historia. Y a ver quién se resiste ante semejante invitación. No obstante, las decisiones técnicas puestas al servicio de esa intertextualidad, debilitan la obra en otros aspectos. Abundan las escenas prescindibles que reiteran con regodeo aspectos ya mostrados; es muy evidente que el autor las considera graciosísimas pero para el lector son meros obstáculos que entorpecen, aún más, la acción y el avance de la trama. Sucede sobretodo en el primer tercio del libro y resulta muy desalentador. Por otra parte, el narrador editorial esgrime un tono burlón y desafectado (aunque muy bien calibrado) y ello resulta un inconveniente con una protagonista como Ruth Cole que, a pesar de sus vivencias traumáticas tiene un carácter poco dado a despertar simpatía. El exceso de distancia emocional del narrador hacia ella logra que muchos lectores (entre los que me incluyo) tengan dificultades para empatizar con lo que le pasa. Y eso no es bueno.

Llegados a este punto, y dado que estamos en un blog de opinión, me atrevo a afirmar que si un escritor novel le presentara hoy esta novela (bajo otro título) a un lector profesional, acabaría más garabateada que la pared de un parvulario. Como poco, la primera parte. Pero, independientemente de los logros (o no) de la estrategia narrativa, la sensibilidad y oficio de John Irving resulta indiscutible. Crea una galería de personajes complejos y únicos e indaga maravillosamente en su psicología. Sus imágenes, sus escenas y sus diálogos son veraces, naturales y están dotados de un enorme poder sugestivo. Y por ello, la historia, los personajes y algunas imágenes perduran en la memoria y en la retina del lector y eso es signo de buena literatura. A los que se animen a leerla y, a pesar de todos mis inconvenientes, tengo que decirles que el ritmo remonta a partir de la mitad de la novela y alcanza el clímax brillantemente.

En relación al título, Una mujer difícil se refiere a una de las novelas que escribe Eddie O’Hare. Y si vamos al título original: Widow for one year, es el título de una de las novelas de Ruth Cole. Por si a alguien le quedaba todavía alguna duda de que esta novela versa sobre la intertextualidad. 

Existe una adaptación cinematográfica de la primera parte de la novela. Se titula The door in the floor, como uno de los famosos cuentos infantiles de Ted Cole (el padre de Ruth) y se estrenó en 2004. Sin ser una grandísima película, retrata muy bien la infancia de Ruth y sobretodo el particular estado emocional de sus padres; Kim Basinger, como Marion Cole, hace un gran papel.

Qué difícil ha sido reseñar Una mujer difícil.

También de John Irving en ULAD: El hotel New Hampshire


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