Javier Ceballos Jiménez: Vernon Lee: Vanitas

Idioma original: Inglés
Título original: Vanitas: Polite Stories
Traductor: José Luis Piquero  
Año de publicación: 1882
Valoración: Recomendable 

Vernon Lee es el pseudónimo con el que eligió publicar la escritora y crítica de arte Violet Paget (1856-1935). De la obra narrativa de Paget destacan sus novelas y cuentos de corte sobrenatural. También usó, pero, otros registros con igual maestría. Los tres relatos que componen Vanitas, más próximos al naturalismo de Gustave Flaubert que a las quimeras de la literatura fantástica, son una muestra de ello.

En efecto, las historias de este volumen tienen mucho de Flaubert: un estilo preciosista, una prosa rebosante, heroínas que se sienten asfixiadas por culpa de su entorno y la clase social a la que pertenecen... Estos relatos también despiertan reminiscencias a Henry James (mencionado en dos de ellos), en lo que a densidad psicológica de los personajes se refiere.

En "Lady Tal", un novelista ayuda a una mujer que lo fascina a pulir su manuscrito. Durante las semanas que pasarán el uno junto a la otra, su compleja relación se va desarrollando hasta culminar en un desenlace inesperado. Por otro lado, "Una mujer de mundo" gira en torno a un alfarero socialista que conoce a una joven aristócrata que, según parece, rechaza la fastuosa existencia de sus familiares y allegados. ¿Por qué, pues, acaba casándose con un hombre rico y vulgar?

Como quizás pueda apreciarse, estas historias guardan bastantes similitudes. En primer lugar, parten de una premisa similar: un hombre observa a una mujer relativamente excéntrica. Esta fórmula cambia ligeramente en el cuento que cierra la antología. Uso el término cuento, por cierto, de manera deliberada, pues "La leyenda de madame Krasinska" tiene un toque a fábula del que las anteriores narraciones carecían. Además, esta propuesta presenta una miríada de tonos y aproximaciones formales de lo más sugestivas, alejada de la factura más convencional de sus predecesoras. 

No voy a negar que a la prosa de Paget la salpica algún que otro detalle superfluo. De todos modos, éstos quedan, por lo general, satisfactoriamente integrados en el texto, pues persiguen el efecto estético o la pincelada satírica. La afectación de algunos diálogos o personajes, asimismo, debe ser aceptada. Paget se sirve de ella para retratar el frívolo microcosmos en el que transcurren estos relatos. Encima, compensa sobradamente lo relamido de esos pasajes con reflexiones de calado intelectual.

Tres relatos, en definitiva, extraordinariamente escritos. Lejos están de reivindicar a las clases pudientes, pero sí que les reconocen una complejidad que a menudo se les despoja. Especialmente inciden en la perspectiva femenina del asunto, dado que Paget fue, ante todo, una mujer rebelde y contestataria.  


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