Javier Ceballos Jiménez: Juan Bonilla: Totalidad sexual del cosmos


Idioma: español
Año de publicación: 2019
Valoración: está bien

No creo que a la mayoría de nuestros lectores haga falta explicarles quién es Juan Bonilla, pues este escritor jerezano lleva 25 años publicando libros de todo tipo: poesía, ensayos, cuentos, novelas... (de hecho, fue una de las más destacadas "jóvenes promesas" de las letras hispanas, allá por los 90), recibiendo premios, colaborando en diversos medios... e incluso apareciendo como una suerte de icono erótico-literario en la ¿novela? Los combatientes, de Cristina Morales (una ya más que "joven  promesa" de este siglo XXI).

En los últimos tiempos, quizá por seguir una tendencia ya arraigada en la literatura actual, Bonilla se ha decantado por las biografías noveladas; en su caso, de poetas de las vanguardias del siglo XX (tal vez motivado porque él mismo es coleccionista de los libros de estos vanguardistas): así, escribió sobre Maiakovsky en Prohibido entrar sin pantalones y lo hace ahora sobre la mexicana Nahui Olin en esta Totalidad sexual del cosmos (título de uno de sus libros de poemas, inédito).

Poco conocida, sospecho, fuera de su país, es ta poeta-pintora-modelo y eventual musa de artistas, de nombre familiar Carmen Mondragón, resulta un personaje sin duda interesante, aunque quizás más que por su labor artística, por su vida y su papel catalizador del espíritu de una época. De una belleza sobrecogedora y supongo que con un punto exótico en México (rubia y con inmensos ojos verdes), era hija de un secretario de la guerra y millonario gracias a sus inventos armamentísticos que murió exiliado en San Sebastián. Ella, sin embargo había vuelto al México revolucionario junto a su marido, el pintor Lozano, aunque pronto acabaría viviendo con otro pintor de cierto interés, el revolucionario, vulcanólogo y filofascista (que manda narices) Dr. Atl. También tuvo relaciones con el caricaturista Matías Gayoso, con un capitán de barco gallego, fue modelo para Rivera, etc...

Es posible que a muchos y muchas les parezca machista este resumen que hago de la vida de esta artista, organizada alrededor de los hombres que pasaron por su vida. Pero ocurre que ésta su biografía también está estructurada, hasta cierto punto, en relación con estas presencias masculinas, a pesar de la voluntad emancipadora y hasta feminista -no sé si demasiado organizada- de esta mujer. Pero, ojo, tampoco es que Bonilla tenga un mirada machista o cuando menos paternalista sobre la figura de Nahui; todo lo contrario, hace lo imposible para dar valor a su obra y pensamiento. Lo que ocurre es que, me temo, no logra conseguirlo o no del todo, y por eso el libro sigue la pauta, en cierto modo de los hombres -bueno, y de su gato Menelik- que pasaron por la vida de esta mujer... hasta la tercera parte del libro, quizás la de más interés, en la que Carmen/Nahui ya ha perdido su nombre, por decirlo allí y vive una madurez y vejez en las que trata de anular el tiempo -no me refiero a una preocupación estética, sino filosófica- y plasmar de alguna forma su peculiar visión cosmogónica que, no sé si ella lo llegó a saber alguna vez, recuerda un poco al taoísmo. Se completa el libro con una narración de la investigación del estudioso Tomás Zurián -otro hombre- para recuperar la memoria de Nahui/Carmen/lo que fuera.

Ya digo que mi tocayo hace todo lo que puede para dar lustre a la vida y obra de su biografiada, otorgándole a su florida prosa un todo en ocasiones enfático, casi ditirámbico. Y no es que Bonilla no sea un escritor suficientemente dotado, al contrario (de hecho, hasta donde yo he leído de su obra, creo que se le da mejor el ensayo o el columnismo que la ficción pura; de ahí que sea buena idea  para él haber llegado a este punto intermedio que son las biografías noveladas), pero, aún así, no he logrado en todo el libro, posiblemente por mi culpa, empatizar con la protagonista. Eso, a pesar de los momentos trágicos que vivió y que son los que han impedido (no del todo), que me pasara toda la lectura acordándome de cierta canción de Ojete Calor... Lo siento, pero pese a su evidente interés, no acaba de resultarme tan fascinante el personaje como intenta hacer ver Bonilla (lo de presentarla como una alternativa icónica a la omnipresente Frida Kahlo, como al parecer hay quien pretende, me parece una idea aún más peregrina, y su relación volcánica, y perdón por la redundancia, con el Dr. Atl como el contrapunto aún más tortuoso a la de Diego Rivera con la célebre pintora cejijunta, ya ni os cuento...).

En fin, y en todo caso, tal vez yo ande errado, así que prometo que si me encuentro alguna vez con Nahui Olin en la totalidad sexual del cosmos, le pediré disculpas. Y por si más acá me encuentro alguna vez con Juan Bonilla, prometo que mi próxima reseña de uno de sus libros será más positiva. Palabrita del Niño Jesús.

Otros títulos de Juan Bonilla reseñados en Un Libro Al Día: Prohibido entrar sin pantalones


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