Javier Ceballos Jiménez: Roberto Arlt: Los siete locos

Idioma original: Español
Año de publicación: 1929
Valoración: Imprescindible

Para haceros una idea de lo importante que ha sido y es este libro en la Historia de la literatura argentina basta decir que el ejemplar que tengo en casa, y que compré y leí hace ya unos cuántos años en Buenos Aires (pequeño adelanto de biografía lectora), pertenece a la edición número ¡¡¡48!!! de la Editorial Losada.

Publicada originalmente en en el año 1929, época durante la cual dos grupos (Florida y Boedo) más o menos enfrentados en su concepción artística, política y social dominaban el panorama literario, la obra Artl se engloba dentro del grupo de Boedo y en ella se observan parte importante de los elementos que lo caracterizaron, más centrados en aspectos de “contenido” que de “continente”.

La devolución por parte de Remo Erdosain de un dinero que él mismo robó en la empresa en la que trabaja es la anécdota que pone el marcha en mecanismo de una novela en la que se narran los estados subjetivos  y actos de sus protagonistas, en especial del propio Erdosain, en los tres días posteriores a la denuncia de los hechos.

En términos generales, podríamos calificar a “Los siete locos” como novela filosófico - existencialista, sobre todo en su primera parte, en la cual Arlt desarrolla un brutal tratado acerca de la humillación y de la angustia individual. Centrada casi en exclusiva en Erdosain, - pero el ya estaba vacío, era una cáscara de hombre movida por el automatismo de la costumbre - Arlt analiza en detalle la vinculación entre el hombre y la sociedad, entre el hombre y la idea de Dios, la búsqueda de un sentido dentro de una vida extraña iluminada por breves fogonazos de esperanza.

Esta primera parte trae inevitablemente a la mente a Dostoyevski y a sus personajes angustiados que buscan ser a través del crimen para ser asaltados después por dudas, culpas y remordimientos, pero también a un Unamuno con humor, a un Sartre porteño. Y es que la vida se mueve entre la extrañeza, el desarraigo y la bufonada, entre lo profundo y el folletín.

La forma elegida por Erdosain para escapar de la angustia que lo oprime es la “pertenencia” a algo superior, ya sea como venganza o  redención. Ese algo superior será una sociedad secreta ideada por el Astrólogo, líder nihilista, mitad filósofo, mitad iluminado, loco y cínico visionario que justifica la creación de la nueva sociedad por la pérdida de todo credo teológico y por la eterna necesidad del hombre de creer en algo, sobre todo en tiempos de inquietud y desorientación, y compuesta por seres abúlicos, extraños y contradictorios, de nombres tan sugerentes como El Rufián Melancólico, El Buscador de oro, El Hombre que vio a la partera o El Mayor. Así, esta sociedad, organizada a partir del crimen y la mentira, supondrá una vuelta a los dioses, encarnados en la figura de un superhombre situado por encima de las normas morales y capaz de ejecutar los actos más terribles.

Por tanto, la segunda parte de “Los siete locos” ha de ser leída en clave filosófica, pero también política y distópica. En este sentido, uno de los mayores logros de Arlt es el de prefigurar la evolución de la situación política de su tiempo, a nivel latinoamericano y mundial. 

Junto a esto y al ya comentado relato del desarraigo y angustia del hombre de sus tiempo, quisiera mencionar un par de aspectos relativos a la voz narrativa. Por un lado, se observan dos registros a lo largo del texto: el lenguaje "universal" del narrador y el uso del habla popular en la voz de los protagonistas, lo que enlaza, en parte, con el lado folletinesco de la novela. La combinación de ambos elementos funciona. Por otro, me parece que la figura de narrador "chirría". Pese a que él mismo admite que lo que cuenta es fruto de las confesiones de Erdosain, su posición varía a lo largo del texto y se observan varias capas, además de la confesional, que no acaban de casar con esa información que nos facilita el propio narrador.

Quizá este último apunte hace que "Los siete locos" no sea una novela perfecta, pero no es obstáculo, al menos para mi, para que sea una novela imprescindible por magnífica, sórdida, compleja y densa.

P.S.: "Los siete locos" tiene su continuación en "Los lanzallamas", novela que próximamente reseñaremos por aquí

También de Roberto Arlt en ULAD El juguete rabioso


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