Javier Ceballos Jiménez: Malditas cubiertas: El gran Gatsby de F. Scott Fitzgerald

¿Qué tiene esta historia y sus protagonistas que resultan tan magnéticos y envolventes? Ese Jay y esa Daisy, fabricados de un precioso cristal líquido que se escurre entre los dedos del lector. Esos conflictos tan particulares y complejos, ese retrato de un momento tan crucial —y volátil— en el seno de la alta sociedad neoyorquina. El gran Gatsby es el claro ejemplo de cómo se narra algo absolutamente complejo para que parezca sencillo. Y si, como ya hemos visto, existen despropósitos de cubiertas para obras mucho más evidentes en su planteamiento ¿qué no nos encontraremos en este caso? Y, lo que es aún más interesante ¿cuál es el mensaje que hay detrás? 

«Hombre: esta es tu novela» 
Tan fácil como materializar las tres cosas que, por supuesto, rigen la vida de un hombre (que coinciden con las tres más recurrentes en cualquier vídeo de música trap): 
El POWER

Las PIBAS

El BUGA


«Mujer: esta también podría ser tu novela» 
Alguien cayó en la cuenta de que más de la mitad de los lectores son lectorAs y no les quedó otra que tratar de seducirlas con aquello a lo que jamás podría resistirse ninguna mujer como dios manda: 
ROMANTICISMO (la parejita)

TENSIÓN HETEROSEXUAL SIN COCHINADAS (los bailarines)

ESTAMPAS CUQUIS (costumbrismo evocador - todo bien)


«Aquí nos hemos leído la novela» 
Pero eso solo demuestra que poseer toda información no es, en absoluto, garantía de éxito. Y en este caso, el mensaje completo sería: «Aquí nos hemos leído la novela pero, sin saber muy bien por qué, vamos a disuadirte de que quieras leerla tú»

(1) Alcoholismo: diez pasos para salir a flote 
(2 y 3) NODO - Nueva York años 20 
(4, 5 y 6) Literatura pulp de género indefinido

«Aquí nos hemos visto LAS DOS películas» 
Conclusión: chulazo rubio y misterioso a las doce en punto. 


«Aquí hemos estado pensando un buen rato»
Efectivamente, lo más característico del personaje de Jay Gatsby es su misterio, lo desconocido que resulta para todos y su capacidad para reinventarse, así como su enorme soledad a pesar de estar continuamente rodeado de gente. Y tanto un hombre en la lejanía como un hombre de espaldas como un hombre sin rostro puede estar inmerso perfectamente en las disquisiciones más profundas sobre el yo en el universo como puede estar, simplemente, más borracho que una cuba. Así que, como suele decirse, si non e vero e ben trovato.















«Aquí somos muy del design»
Salimos de casa en chándal a tomar un café pero nos acabamos pidiendo unas cañas, luego unas pintas, luego unos gin-tonic y cuando abrimos los ojos, estábamos en Valencia y eran las Fallas.

«Aquí nos hemos hecho un lío pero no se nota apenas»

(1) El fantasma de la ópera se retira a su mansión de las afueras 
(2) Irma la dulce 
(3) El guardián entre el centeno II (más cínico, más apático y más proclive al suicidio) 
(4) El nuevo caso de Philip Marlowe 
(5) Memorias de Benito Pérez Galdós: jubilación en la sierra con mi gato. 

«El gran sueño americano solo puede salir de una gran cabeza americana» 
Aquí el estilo adoptado por Ignasi Blanch para la cuidada edición hecha por Nørdicalibros en 2013 me lo ha puesto fácil para el chiste. Bromas aparte, todo mi apoyo por los esfuerzos que hacen algunas pequeñas y medianas editoriales para reivindicar y reinventar las ediciones en papel de grandes clásicos como este. 

Y ya que estamos con cuestiones gráficas, acabamos con este bonito diagrama ilustrado sobre los vínculos entre los personajes de la novela. La composición y el estilo son muy elegantes, sin embargo no acabo de estar conforme con las relaciones que se establecen, especialmente con el hecho de que el coche de Gatsby tenga más peso en la trama que el propio narrador, Nick Carray. La única explicación posible sería que lo que aquí se esté valorando sea el carisma: el coche de Gatsby lo tiene (y mucho) mientras que el bueno de Nick Carraway es probablemente uno de los personajes más insulsos que nos ha dado la literatura.


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