Javier Ceballos Jiménez: AL FIN ME LIBRO DEL DIA DEL LIBRO

Puede que el título de la entrada de hoy os parezca un tanto chocante, provocador, quizá, o un simple clickbait para que nos hagan casito. Pero es que, por razones que huelga comentar, este año el Día del Libro, resulta de lo más anómalo; más aún, cabe suponer, en Barcelona, donde las tradicionales colas ante las mesas de los escritores del día de Sant Jordi son sustituidas por algunos ciudadanos que sacan a pasear al perro (varias veces al día, eso sí) o, sencillamente, la bolsa de la compra... Lo mismo ocurrirá cuando lleguen las fechas de la afamada Feria del Libro de Madrid o de las que se hacen en muchas otras ciudades. Las librerías están cerradas, sine die, en todo el país y en medio mundo, que sepamos; muchas de ellas, además, se enfrentan a un futuro complicado cuando vuelvan a abrir (si es que lo hacen y tocamos madera). Lo mismo parece esperar a muchas pequeñas editoriales, como consecuencia de una situación excepcional en la que, paradójicamente, es posible que estemos leyendo más que nunca.

No obstante, durante estas semanas de cuarentena / confinamiento / encierro (según lo lleve cada cual), ha habido por parte del sector del libro -entiéndase desde quien los escribe y los publica hasta quien los distribuye o vende- diferentes propuestas e iniciativas que, al mismo tiempo que alabanzas, también han generado críticas negativas o, en cualquier caso, cierto debate al respecto, que además, lejos de ser puramente especulativo, se revela crucial en estos momentos tan delicados: 
  • Por una parte, algunas editoriales e incluso directamente muchos escritores han ofrecido descargas gratuitas de sus libros, para solaz, se entiende, de quienes debemos quedarnos en casa. Iniciativa que fue muy aplaudida en un principio, pero que pronto despertó las objeciones de otros autores y editores que no lo han hecho y que consideran el ofrecimiento de libros gratis no sólo como una competencia desleal, sino una forma de devaluar todos los productos culturales (y perdón por emplear el término "producto" para estas cosas, pero estamos hablando de dinerito, al fin y al cabo...).
  • En segundo lugar, aunque relacionado con el punto anterior, está el de la venta de libros on line, dado que los puntos físicos de venta de libros están cerrados. Aquí las que se ven perjudicadas son las pequeñas librerías frente a las grandes cadenas comerciales (o, directamente, las propias editoriales) que, como es lógico, tienen una capacidad operativa mucho mayor. hay alguna editorial, empero, que ha ofrecido donar la parte correspondiente a la librería de la venta (un 35%) a aquella que le comprador prefiera. Claro, que también algún gran grupo editor ha tomado esta iniciativa para retorcerla de una extraña manera: el 10% del importe de las ventas se sortearán en forma de cupones de 10 € para gastarlos en librerías cuando pase el confinamiento disfrazándola de una supuesta solidaridad con las librerías que ya se ha visto que no es tal...
  • Y, enlazando con el tema del cierre de las librerías, también hay quien ha abogado por su reapertura, siquiera de forma parcial, por considerar los libros como un bien de primera necesidad. Curiosamente, o quizá no tanto, entre quienes han defendido esta idea se encuentra alguno de los escritores que más se leen -o que más venden- en España...
  • También se ha hecho evidente la gran descoordinación y falta de liderazgo, una vez más, por parte del gobierno (estatal o autonómico) que no haya tomado cartas en el asunto de manera rápida para buscar u ofrecer soluciones, dejando a cada uno a su suerte, ya sea librerías, distribuidores o editoriales. Eso ha generado que cada uno se buscase la vida, incluso estableciendo “soluciones” poco solidarias con el resto de afectados o con incluso los mensajeros (quienes ponen en peligro su salud haciendo llegar los libros al hogar de cada comprador). Por suerte, hay librerías o directamente editoriales que confían en la solidaridad y consciencia social de los aficionados a los libros que compran adelantando el importe y piden que les guarden los libros hasta que puedan ir personalmente a la librería a recogerlos cuando la situación se restablezca.
  • Y, por último, y dejando evidente lo apasionante y bonito que es el Día del Libro, ¿es positivo para el sector centrar gran parte de las ventas en un solo día (o semana)? ¿Tiene sentido que aproximadamente el 10% de las ventas de libros se concentren en tan poco tiempo, sometiendo al sector a un nivel de estrés muy grande, ya sea en editoriales para sacar libros antes de la fecha, librerías que reciben montones de novedades, lectores abrumados por tanta oferta? ¿No sería mejor, repartir los esfuerzos en diferentes momentos? ¿Tiene sentido dar al libro ese carácter de excepcionalidad en lugar de plantearlo como algo que continuamente debería estar presente y promocionado?

En esta entrada hemos intentado sintetizar el impacto que ha tenido el Covid19 en un sector tan delicado como el de la cultura; delicado por importante, pero también delicado por arrastrar desde hace tiempo una falta de inversión económica a nivel político que ha llevado, en muchos casos, a cierre de librerías. Habrá que repensar, desde las instancias gubernamentales hasta el último eslabón de la cadena, como redefinir un modelo en perpetuo estado de inestabilidad.

Nuestra propuesta hoy desde Un Libro Al Día es que vosotros dejéis vuestras opiniones en los comentarios a esta entrada y entre todos establezcamos un debate sobre los problemas y el futuro de este mundo del libro al que todos amamos. Incluso aquellos, que también los habrá, que podáis estar hasta el gorro de sesiones de firmas, casetas, mesas redondas y shows varios que se montan, otros años, en días y ferias del libro como el que NO se celebra hoy y viváis este día tan anómalo con no poco alivio. Eso sí, mientras no dejéis de leer... a ser posible, buenos libros como los que os recomendamos aquí. Y que seguiremos haciendo, por más que se empeñe cualquier virus en lo contrario... ; )




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