Javier Ceballos Jiménez: Jean Rhys: Ancho mar de los Sargazos

Idioma original: inglés
Título original: Wide Sargasso Sea
Año de publicación: 1966
Traducción: Andrés Bosch
Valoración: más que recomendable

De pocas novelas habré oído o leído más elogios a lo largo de mi vida lectora (para empezar, o acabar, en el Diccionario de literatura para esnobs) que de ésta de la escritora británico-antillana Jean Rhys, publicada casi 30 años después de haber estado por un tiempo en el "candelabro" literario, en la época anterior a la II Guerra Mundial. Ancho mar... supuso, pue,s el redescubrimiento de esta autora nacida en Dominica y que se considera una de las primeras "novelas caribeñas"... al menos de las escritas en inglés, claro. Porque el Caribe, sus islas y sus gentes son en gran medida la médula, la columna vertebral en la que se sustenta esta obra. 

Novela que, sin embargo,nace, curiosamente, como una "precuela", spin-off o incluso fan-fiction de otra muy anterior y que, en principio, no relacionaríamos con el calor y la sensualidad tropical: se trata de la célebre Jane Eyre, de Charlotte Brontë, en la que aparece un personaje casi diríamos que fantasmal: la primera esposa del señor Rochester, Bertha -o Antoinette, en el libro de Rhys-, a la que tienen recluida por su locura. Jean Rhys se propuso pergeñar cómo habría sido la vida anterior dee sta mujer, hija de un hacendado esclavista de Jamaica y de una hermosa heredera de Martinica, antes y durante el comienzo de su matrimonio con Rochester; qué fue, si es que hubo algo, lo que le condenó a su estado de demencia.

Dividida en tres parte, la novela está narrada en primera persona, aunque la primera y tercera partes,más ciortaas, lo sean por Antoinette -Cosway antes de su matrimonio- y la segunda, por su marido Edward Rochester. En mi opinión, la primera parte es la mejor de todas, incluso extraordinaria por momentos: narra la infancia y adolescencia de Antoinette, en medio de una pobreza creciente de su familia debido a la muerte de su padre y a la emancipación de los esclavos británicos en 1833, pobreza que dura hasta que su madre vuelve a cassarse con un adinerado inglés de apellido Mason.

En al segunda parte se relatan los primeros meses de matrimonio de Antoinette y Rochesteer, una vez establecidos -aunque parece más bien una larga luna de miel- en una finca familiar de otra isla, sin especificar -tal vez la Dominica natal de Rhys-; las desavenencias entre los recién casados, así como la aparente insania de Antoinette (no olvidemos que esta aprte está contada desde el punto de vista del marido) son cada vez mayores, influidos sin duda por el entorno, que se nos presnta de una sensualidad extrema, atrayente pero también maligna... y que contrasta de forma brutal con la frialdad en la que se desarrolla la tercera parte, ya en Inglaterra, prisionera Antoinette/Bertha en su propia casa -la de su marido, en realidad-; es decir, la situación que ya conocemos de Jane Eyre, con la primera señora Rochester devenida casi un fantasma que mora en el desván.

Porque en esto reside, aparte de en su calidad literaria, lo más interesante de la novela: que la señora Rochester, Bertha Mason/Antoinette Cosway representa el mayor ejemplo de ese arquetipo de la literatura inglesa del XIX que se conoce como "la loca del ático (o del desván)", ya analizada por Sandra Gilbert y Susan Gubar en un célebre ensayo feminista de los años 70, con ese mismo título. "La loca del desván" no sólo sería un personaje recurrente de cierto tipo de narrativa de esa época, sino que representarñía, simbólicamente, todo lo que la sociedad victoriana reprimía en las mujeres. las que se salían del papel de esposa, madre y feligresa ejemplar eran consideradas excéntricas, histéricas, perturbadas...locas, en una palabra (auqnue estos personajes también servirían como catarsis para que sus creadoras pudieran explayarse con ellas, atribuyéndoles todos esos caracteres  y comportamientos mal vistos socialmente). Lo que resulta incluso fascinante de esta novela de Jean Rhys es que además le da voz y protagonismo a este "arquetipo", que deja de ser así un fantasma, una presencia amenazadora de la narración; para la infeliz Antoinette, la amenaza son los demás...




Ver Fuente

Comentarios

Entradas populares