Javier Ceballos Jiménez: Doris Lessing: El quinto hijo

Idioma original: Inglés
Título original: The fifth child
Traducción: Ángela Pérez
Año de publicación: 1988
Valoración: Imprescindible


Hablaba el otro día sobre libros de lectura ligera o intensa, y también acerca de su capacidad, o no, para suscitar la reflexión. Mi categoría favorita pertenece a esos libros de lectura ligera (estilo ágil y fluido, sin caracoleos estéticos ni reflexiones grandilocuentes y de extensión moderada) que abre la puerta hacia un amplio espacio para la reflexión, esas lecturas que te hacen levantar la vista del papel de puro gozo. El quinto hijo estaría en esa categoría.

Resumen resumido: Londres, finales de los 60. Los recién casados Harriet y David planean comprarse una gran casa en las afueras donde formar una familia (muy) numerosa. Su proyecto —costoso y conservador— sorprende a sus familias que, no obstante, les apoyarán. Pero cuando parece que Harriet y David han alcanzado su sueño, entonces nace el quinto hijo (Ben) y el sueño deriva en una pesadilla del todo inimaginable.

Doris Lessing (Nobel de Literatura 2007) construye un relato narrativamente impecable, al servicio de una historia repleta de sutilezas y grandes momentos con un indiscutible fondo crítico. El quinto hijo es una novela que empieza con el foco abierto, hablando de la comunidad (el matrimonio Lovatt, su familia y el resto de su entorno, los hijos que van llegando, etc) y acaba centrado en la figura de la madre (Harriet) que reflexiona en soledad sobre su hijo menor. La transición se produce sin que apenas nos percatemos gracias al uso de un narrador en tercera persona omnisciente que, poco a poco, va focalizando más en el personaje de Harriet, cuyos actos y observaciones apelan continuamente a la humanidad del lector y despiertan su empatía.

El quinto hijo parte de un conflicto aparentemente familiar para reflexionar sobre cuestiones universales que siguen siendo a día de hoy fuente de sufrimiento, desigualdad y abuso:
  • El (no) lugar para el diferente. Aquel que no se ajusta a los estándares pre establecidos (en este caso, Ben) carece de lugar en la sociedad, tanto desde el punto de vista físico como funcional e ideológico. Ignoramos al diferente y, cuando eso no es posible, entonces lo apartamos.
«Decidió que lo que deseaba era que por fin alguien empleara las palabras adecuadas, que compartiera la carga. No, no esperaba que la liberaran, ni siquiera que las cosas pudieran cambiar mucho. Quería que se reconociera su situación, que se otorgara a su problema su dimensión real.»
  • La «condición madre». La evolución que sufre Harriet es un catálogo de todos los despropósitos construidos alrededor de la maternidad: la madre como objeto social de juicio y escrutinio (si todo va bien, es en cumplimiento de lo que se espera de ella, si algo no sale tan bien, la culpa recae sobre ella). La madre como objeto pasivo, como simple medio, cuyas quejas o sufrimientos o pálpitos son vistos como lamentables excentricidades que no hay que tener en cuenta. La narración rompe con la imagen bucólica y simplista que desde siempre se nos ha vendido de la maternidad, para dar paso a un retrato mucho más humano, profundo, complejo y lúcido. Harriet es la que más sufre la existencia de su hijo pero también la única que trata de comprenderle. Ella cree que Ben tiene una naturaleza propia, a diferencia del resto que lo consideran un desposeído.
«—Ben —dijo con suavidad, aunque le temblaba la voz—. Ben… —diciéndolo como si fuese una reivindicación humana hacia él y hacia aquel peligroso desván desordenado en el que él había retrocedido a un lejanísimo pasado que no conocía seres humanos.»
Otros temas que se ponen bajo la lupa son el clasismo (si puedes pagarlo, puedes hacerlo) así como la ceguera de la sociedad y la inutilidad de sus organismos a la hora de dar respuestas. 

La novela da para extenderse decenas de páginas pero me detengo aquí para no desvelar demasiado, sobretodo porque se trata de una obra relativamente corta. Así que Imprescindible porque, desde mi punto de vista, El quinto hijo está entre los libros que hay que leer y Doris Lessing forma parte, desde ya, de mi top ten de autorEs.

También de Doris Lessin reseñado en ULAD: Canta la hierba


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