Javier Ceballos Jiménez: Raúl Sánchez Alegría: TRAS

Idioma: español 
Año de publicación: 2019
Valoración: Está muy bien

Permitidme una pequeña explicación sobre las razones de publicar esta reseña: yo no soy un lector asiduo de poesía y mucho menos estoy al tanto de los intríngulis de ese mundo dentro del mundillo literario. Pero hace pocos días se produjo una noticia que transcendió los límites de la que podemos llamr "sociedad poética": se había concedido un notorio premio de esta modalidad a un poeta no ya sólo de los llamados "carpeteros" (quizás sería más propio llamarlos, hoy en día, "instagrameros" o "youtuberos"...), sino que, además, existían sospechas de que ni siquiera era una persona real, sino eso que se conoce como "bot"; algo que se apresuró a desmentir la editorial convocante del premio, en un gesto insólito en la ya de por sí bastante curiosa trayectoria de los premios literarios en España (como aún más jocoso remate, uno de los miembros del jurado, que es otro poeta "carpetero", además de cantautor, creo, rompió la omertà acostumbrada en estos casos con un comunicado en el que explicaba que él no había votado por el supuesto poeta-bot, cuyos versos no le parecían de la calidad suficiente. Cachondeo generalizado en las redes sociales, claro).

Yo también me reí mucho con esta historia tan chusca, en la que se unía el consabido tongo que se presupone en muchos de estos premios con el bajo nivel literario de mucha de la poesía que parece estar triunfando en los últimos tiempos, sobre todo entre la muchachada... Ahora bien, después de reirme un rato pensé en cómo se sentirían todos esos y esas poetas que siguen tomándose en serio su labor, componiendo sus versos con la misma autoexigencia y, sobre todo, honestidad; acudiendo a recitales casi clandestinos; organizándose en grupos y revistas literarias; financiándose ellos mismos, muchas veces, la publicación de su obra; sin esperar, ni pensar siquiera, en hacerse célebre con sus poemas, y no digamos ya ganar dinero, porque la poesía es un género con el que resulta imposible (al menos hasta la aparición de los "instagrameros")... Pensé en esos poetas, por lo general desconocidos fuera de su ámbito local o incluso más íntimo aún, y en que no era justo que su quehacer y su obra quedara asociada para el público lector (y más aún, el no lector) con los tejemanejes y pasteleos de la industria editorial y los poetas de relumbrón, ya sean auténticos o no...

En reconocimiento a todos, ellos y ellas, reseño hoy el último libro, hasta la fecha, del poeta vasco en lengua castellana Raúl Sánchez Alegría, uno de esos "luchadores de la carretera" (si se me permite la expresión "madmaxiana") que ya tiene varios títulos en su haber, aunque, ya digo, se mueve dentro de los círculos poéticos más tradicionales y no en las redes sociales o, no digamos, ya en el relumbrón... Este TRAS -un volumen finito, como suele ocurrir con los libros de poesía- está dividido a su vez en cuatro partes, tituladas, respectivamente: LA VIDA, LA MUERTE, EL AMOR y ¿LA FAMA? Estas cuatro partes funcionan como una suerte de rueda o de ciclo natural -más teniendo en cuenta el carácter catártico de su anterior Neko no kokoro, por si alguien lo conoce-: la vida lleva a la muerte, que sólo es redimida o superada por el amor -no por casualidad, la sección más extensa del libro-; en cuanto a la ¿fama? , no hay que interpretar ésta como la fama de las celebrities (o los poetas instagramers), sino como la huella, el legado de nuestros actos que dejamos en el mundo.

Por lo demás, los versos de este poeta, descendientes en su forma libre de algunas vanguardias de comienzos del XX, también están emparentados con la llamada "poesía de la experiencia": incluso sus poemas más embebidos de un lirismo estético mantienen un vínculo con la realidad, con la experiencia de vida del autor y casi  deal lector  cualquiera de nosotros... Sin olvidar los repentinos latigazos de rabia que sacuden de vez en cuando al lector de estos versos. Aunque también lo hacen la ironía, el sarcasmo e incluso, por suerte, un humor más socarrón y tierno, lo que siempre es de agradecer...

Es el casoo, justamente, del último poema del libro, titulado Borrones, y con el que despido la reseña:

                                                    Amigable borrón:

                                                    ser
                                                    que a palabra no llegaste,
                                                    idea
                                                    que nació muerta,
                                                    la sensatez detuvo
                                                    tu "debe ser",
                                                    la gravedad te impulsó
                                                    a estrellarte.

                                                    Amable y discreto borrón,
                                                    -tachón que no fuiste,
                                                    quizá sí arrepentimiento,
                                                    accidente, descuido, ira,
                                                    temblor inefable-:

                                                    no me tengas en cuenta
                                                    hoy,
                                                    no me afees la insolencia
                                                    de nombrarte.

                                                    Pues,
                                                    ¿quién en su expediente
                                                    no te tiene?,
                                                    ¿quién no quisiera hacer
                                                    cuenta nueva
                                                    y olvidarte?




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