Javier Ceballos Jiménez: Kenneth Cook: Pánico al amanecer

Idioma original: Inglés
Título original: Wake in Fright
Traducción: Pedro Donoso
Año de publicación: 1961
Valoración: Recomendable

Pánico al amanecer es una novela breve de Kenneth Cook. De apenas doscientas páginas, concilia el entretenimiento con el fondo reflexivo y la factura artística. Narra una historia de autodestrucción y la atraviesan la alienación, la miseria, la crueldad y, sobre todo, la tristeza humana. Está plagada de ninfómanas, ludópatas y alcohólicos. Su premisa es la siguiente: John Grant se encuentra, de la noche a la mañana, sin dinero ni conocidos en medio de una tierra inhóspita.

Transcurre en el Oeste de Australia. Y dejad que os diga que Cook nos desplaza hasta ese escenario con pasmosa facilidad. Sentimos en nuestra propia piel el calor del sol, la soledad de la llanura, la pobreza moral y económica de sus pueblos y ciudades, el envilecimiento de sus habitantes. Olemos un disuasivo aroma a patatas fritas grasientas, participamos de brutales cacerías de canguros o montamos en trenes cuyo recorrido se prolonga durante horas. 

La prosa del autor, exenta de artificios, es muy inteligente en su manejo de varios recursos literarios. Naturalista y psicológica por lo general, consigue transmitir, en los pasajes pertinentes, un sesgo subjetivo o emociones abstractas; asimismo, imprime un adictivo suspense o una enriquecedora ambigüedad a la acción si se tercia.  

El desarrollo que experimenta el protagonista de esta ficción me ha parecido sumamente interesante. En un inicio nos es presentado como alguien racional, pero pronto presenciamos con impotencia que su falta de carácter y la ebriedad le llevan a la ruina. Y durante gran parte del relato parece que el bueno de Grant será incapaz de remontar, pero al final atisbamos un brillo de esperanza en el horizonte. Por lo general, prefiero el fatalismo absoluto al desenlace agridulce con visos de mejora, pero en el caso de esta obra agradezco que Cook le haya dado un cierre vagamente positivo a su héroe. Es un cierre redondo, dada su linealidad y coherencia. Es un cierre conmovedor, con una poderosa carga de redención y madurez.    

Hay quien afirma que la conclusión de esta novela es previsible. Admito que Cook recurre a ciertos personajes (Janette Hynes, Jock Crawford...) de un modo un tanto obvio, y que resuelve el conflicto de Grant de una manera, como ya he adelantado, algo lineal. Sin embargo, insisto en que el cierre del texto me ha parecido espléndido en su sencillez. 

Por supuesto, si Pánico al amanecer me ha gustado tanto es debido a los temas y mensajes que maneja, su prosa, su tono, su exótica ambientación, su argumento y los personajes a los que retrata. Puede que no estemos frente a literatura de alto voltaje, pero sí ante una digna muestra de que el entretenimiento no tiene por qué estar reñido con la calidad. 

Existe, por cierto, una adaptación cinematográfica de Pánico al amanecer, estrenada una década después de la publicación del libro. Elevada en la actualidad a la categoría de obra de culto, reproduce fielmente al material original. Para mi gusto, no aporta demasiado, aunque es una buena traducción del trabajo de Cook al lenguaje audiovisual.


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