Javier Ceballos Jiménez: Yukio Mishima: Nieve de primavera

Idioma original: Japonés
Título original: Haru No Yuki
Año de publicación: 1969
Traducción: Domingo Manfredi
Valoración: Imprescindible

Se cumplen hoy 50 años de la muerte / suicidio / performance (quien no conozca la historia deberá buscar en la red para alucinar un rato) de Kimitake Hiraoka, más conocido por Yukio Mishima, y en ULAD lo celebramos reseñando la primera parte de "El mar de la fertilidad", tetralogía considerada de forma más o menos unánime como el testamento ideológico y literario del autor.

"Nieve de primavera" es, por tanto, la primera de las cuatro novelas de un ciclo vertebrado por el personaje de Shigekuni Honda. Digo vertebrado porque esta vez Honda es un personaje importante pero secundario, un testigo de excepción (y también contrapunto) de la historia protagonizada por Kiyoaki Matsugae y Satoko Ayakura, quienes vendrían a ser una suerte de Romeo y Julieta del Japón de principios de la era Taisho (1912-1926).

Vuelvo al comienzo de la reseña y me centro en eso de "testamento ideológico y literario del autor". Por una vez, y sin que sirva de precedente, en ULAD vamos a mostrarnos de acuerdo con la crítica sesuda cuando afirma tal cosa sobre "El mar de la fertilidad". Y es que en esta primera parte (y en el resto, pero de eso ya hablaremos otro día) se concentran las fijaciones y obsesiones que recorren toda la obra del autor.

En el plano ideológico, aparece la eterna dicotomía entre el viejo y el nuevo Japón, ese que comienza su occidentalización con la Restauración Meiji. Este enfrentamiento obsesionó a Mishima de forma tan profunda que le llevó a montar el "show" que acabó con su muerte.  En la novela, el reflejo de ese enfrentamiento son las dos familias que la protagonizan - los Ayakura, viejos nobles venidos a menos, y los Matsugae, "nuevos" nobles occidentalizados y elevados en el escalafón social en los últimos tiempos - y fruto del mismo es la sensación de ajeneidad, extrañamiento o distanciamiento de los jóvenes Kiyoaki y Satoko. Por otra parte, se observa la permanente fijación de Mishima por la belleza física, omnipresente a lo largo de su obra.

En el aspecto literario, "Nieve de primavera" es la sublimación de la obra anterior de Mishima, que puede resumirse en la mezcla de lo "culto" y lo "popular". Porque bajo la forma de un folletín de tomo y lomo, que emparenta la literatura de Mishima con lo popular, se esconde una literatura donde la penetración psicológica, la atención al detalle, la belleza, la delicadeza y la brutal construcción de imágenes es fundamental. Esto último confiere al texto un aura especial y permite que pasemos por alto ciertas vueltas de tuerca de la trama.

Más allá de estos aspectos generales, debemos distinguir dos partes bien diferenciadas en la novela, marcadas por la evolución del personaje de Kiyoaki. La primera de ellas, la que corresponde a la "presentación" de personajes y situaciones es lenta y detallada, mientras que la segunda, ligada al cambio observado en la personalidad de Kiyoaki, es bastante más ágil. Ojo, ni mejor ni peor, solo diferente.

Por último, merece la pena destacar, además de la complejidad del personaje de Kiyoaki, la importancia de los personajes secundarios, ya sea como modelos de comportamiento, observadores o como desencadenantes de los hechos. Ninguno de los personajes sobra, todos aportan y esa aportación es clave para dotar de empaque a una novela absolutamente maravillosa y recomendable. Una de mis favoritas, por si no ha quedado claro.

Un porrón de libros de Yukio Mishima: El templo del AlbaEl pabellón de oroEl rumor del oleajeLos años verdesDespués del banqueteEl sol y el acero y El marino que perdió la gracia del mar



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